viernes, 13 de abril de 2012

Análisis y síntesis del artículo “un Genuino estilo de liderazgo educativo: ¿una realidad o una ficción institucional?”

El desarrollo de la Institución Educacional contemporánea se basa en la filosofía del cambio y se apoya en tres pilares fundamentales que son: el desarrollo de directivos, el trabajo en equipo y el liderazgo pedagógico, como herramienta fundamental para el logro de los fines propuestos. El liderazgo educacional debe propiciar el desarrollo de todos sus estudiantes, creando actividades mancomunadas, retirando barreras y obstáculos y logrando una alta activación para propiciar el cambio. La esencia del liderazgo pedagógico está orientada en aumentar la influencia educativa sobre los estudiantes por encima del nivel de obediencia mecánica a las órdenes rutinarias venidas de la institución educativa. El líder educacional debe enfrentarse a muchos retos al desafiar el proceso por medio de la realización de nuevos proyectos; facultar a otros, para lograr que las personas sean independientes y que desarrollen su autonomía; moldear el camino, enseñando con el ejemplo; inspirar una visión compartida; alentar el corazón, motivando y reconociendo el esfuerzo y los logros; fijar objetivos accesibles, ya que conseguir buenos resultados fortalece la moral y la confianza. Estos retos se empiezan a vencer desde el momento que el líder comparte información, ya que crea automáticamente un vínculo personal con su estudiante quien a su vez responde recíprocamente en función de una labor en común, encausada por una motivación ejercida en la confianza que el líder deposita en sus colaboradores. Por lo tanto, quienes carecen de información no pueden actuar con responsabilidad, quienes la tienen, se ven obligados a actuar en forma responsable y esta libertad de actuar, trae como consecuencia que el estudiante pase a ser responsable de su propio aprendizaje, haciendo que este se esmere en satisfacer las necesidades de las personas que lo rodean. Por tanto, el manejo de la motivación para un líder es una herramienta básica que debe ser utilizada inteligentemente tanto para obtener el producto deseado como para incrementar la curva de aprendizaje de los estudiantes. En este sentido, existen diversas teorías motivacionales universalmente aceptadas las cuales apuntan en la dirección de que las motivaciones más eficaces son aquellas que se internalizan y que se vinculan con la necesidad de auto realización. El análisis inferencial de esta investigación tiene el criterio de que el líder nace y se forma, pero su eficacia también depende del grado de madurez de los seguidores de asumir responsabilidades y guiar su conducta. Los valores a maximizar por el líder o facilitador dentro de cualquier modelo a seguir dentro de una institución son escuchar, para poder identificar las legítimas necesidades de los estudiantes; empatía, para comprender lo que ellos quieren; curación, para poder poner remedio a los daños que sufren; conciencia, mantenerse despierto en función de lo que sucede a su alrededor; persuasión, confiar más en esta capacidad que en la de ejercer el mando; conceptualizar, capacidad para asumir grandes retos que superen la realidad diaria; previsión para prever el resultado probable de una situación; asumir el compromiso de distribuir bien el currículo para servir a las necesidades de los estudiantes; el líder confía en el valor de los estudiantes y se compromete a desarrollarlo, comunidad, sensibilidad para construir una comunidad de aprendizaje dentro de la institución académica. Esta investigación estima que el tomar la firme decisión de integrarse a grupos formales de investigación, configuraría la última cadena de aprendizaje para forjar lo que ha llamado “el líder híbrido del siglo XXI”, como un resultado de las fortalezas de todas las teorías ya conocidas, más la reducción de las debilidades y amenazas de estos estilos de liderazgo, donde el manejo y conocimiento de los mismos se haga de forma positiva y que al mismo tiempo sea una de sus mayores virtudes. Este líder debe ser audaz, inteligente; estar dispuesto a correr riesgos; tiene autoridad moral; aprende constantemente; posee buen carácter; no le asusta ser un inconformista; vence su desánimo y las ideas negativas; es paciente y consistente; lucha por la calidad; prevé las necesidades a largo plazo; sabe enmarcar las necesidades del grupo; pasión por el cambio y lo nuevo; hábil en la toma de decisiones; arrastra y no empuja; busca el desarrollo de las personas e involucra a todos en el proceso; se adapta a las situaciones y es creativo. Un genuino estilo de liderazgo educativo será factible siempre y cuando el líder educacional posea grandes cualidades, valores y atributos que le permitan ser un modelo digno de admirar e imitar.

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